Muchos pasajeros y aerolíneas han notado la tendencia de los viajeros a consumir jugo de tomate en los vuelos, cosa extraña que no harían en tierra y se preguntan el porqué.
Pasajeros
que abordan vuelos a cualquier parte del mundo, se ven sometidos a la misma sensación
inexplicable, puesto que a pesar de que es un producto que nunca consumirían en
tierra, estos, sienten un extraño gusto y necesidad de tomar jugo de tomate mientras
vuelan; ante esta rara inclinación por una bebida que no
está en ninguna lista de favoritas, un grupo de investigadores se
dio a la tarea de averiguar porqué ocurre esta curiosa
predilección hacia esta bebida cuando pasan los carritos de
las aerolíneas.
Guillaume De Syon, historiados aeronáutico. Foto: amazon.com |
Guillaume De Syon, profesor del Albright College e
historiador aeronáutico, indica que el consumo de jugo de tomate en
los aviones es de larga data y que comenzó en los primeros día de la
aviación comercial. En aquella época, volar era un asunto bastante terrorífico
dado el ruido y la exagerada vibración, por lo tanto, el tomar alguna bebida
con alcohol era una buena forma de calmar los nervios.
Las bebidas en los aviones se hicieron muy populares, pero los costos
para las líneas aéreas subieron mucho y luego, con la regulación originada en
los años 70, se volvió prohibitivo; así que cuando muchos productos
gratis salieron del menú otros, como el jugo de tomate, se quedaron y se hicieron comunes, sin embargo esa
no es la única razón por la que los viajeros la prefieren.
Fraunhofer
Society, un reconocido instituto de investigaciones alemán, fue
contratado por la empresa Lufthansa para
descubrir porqué las personas consumían tal cantidad de la salada bebida en sus
vuelos; luego de varias pruebas
en simuladores que imitaban
la presión y el resto de los elementos de una travesía a gran altitud, dieron
con la respuesta.
El jugo de tomate es la bebida no alcohólica preferida de los vuelos |
Resulta que el jugo
de tomate demuestra su mejor
cara en este ambiente, pues si bien en tierra sus sabores son muy terrosos y poco
atractivos, en las condiciones de un vuelo común despierta tonos minerales muy
interesantes y adquiere una cualidad refrescante, que agrada mucho al paladar.
La presión de
la cabina durante los vuelos es baja, aproximadamente la misma
de la atmósfera a dos kilómetros sobre el nivel del mar, esto origina que la sangre reciba menos oxígeno y
por lo tanto el gusto y olor se hacen menos sensitivos; esto, junto a la
alta humedad de los aviones hace el sabor del jugo de tomate más apetecible al
paladar.
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