Con una nueva camada de empresas y tecnología enfilada a los mejores resultados, los viajes a velocidades más altas que las del sonido serían una realidad en los próximos años.
El Concorde es el ícono de la aviación comercial supersónica |
Dennis Muilenburg, alto ejecutivo de la empresa
aérea Boeing,
celebró la marca del primer siglo de existencia de la compañía con una serie de
anuncios referentes a sus planes
a futuro, que para un nombre acostumbrado a romper paradigmas, incluyen vuelos supersónicos comerciales, al igual que viajes de pasajeros al espacio.
A pesar que estas innovaciones pueden a estar a años o décadas de ser logrados,
no ha impedido que se conviertan en la guía tentativa para la firma.
Boeing no es la primera en intentar llevar el vuelo a velocidades más allá del sonido al alcance del consumidor, pues es más
que conocido el caso del Concorde,
que durante muchos años se convirtió en estandarte de modernismo en la en el
renglón de la aviación y
cuyo legado espera ser despertado muy pronto gracias a la inversión privada y a los esfuerzos de la Administración
Espacial Norteamericana (NASA).
Boeing espera muy pronto
volar más rápido que el sonido
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Boom,
por ejemplo, es una start-up
tecnológica norteamericana
que planea convertir los sueños de vuelo ultrasónico una realidad, para esto se
encuentran desarrollando un prototipo funcional de avión de pasajeros que puede
superar 2,2 veces el llamado “mach”. Esta propuesta ha causado tanto impacto
que diversas compañías ya han apartado 25 de los aviones, incluyendo a Virgin, que negoció 10 de estas
naves por un precio de 2 mil millones de dólares.
Virgin ya ha negociado diez naves con la empresa Boom
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NASA,
a través de empresas subsidiaras como New
Aviation Horizons, se ha dedicado al proyecto de crear un motor
supersónico para aviones
de pasajeros con una característica especial, que sea menos ruidoso, puesto que
uno de los inconvenientes más grandes que enfrentó el desaparecido Concorde fue
sus altos niveles de sonido, por lo tanto, las nuevas máquinas deberían
adaptarse a los reglamentos
ambientales del momento.
Airbus, la misma empresa que se vio en la necesidad de dejar en tierra
al pionero de la aviación más allá del sonido, podría también estar trabajando
en desarrollar al que se ha llamado como “el hijo
del Concorde”, el cual, en teoría, podría completar el trayecto entre
Londres y Nueva York en una hora, estos avances no solo abrirían las puertas a
la tecnología, sino a un nuevo
mercado y una nueva era en la
aviación comercial en todo el planeta.